En
los planes provinciales de obras y servicios de la Diputación de
Cádiz habíamos incluido por necesidad imperiosa la red de
saneamiento local, fundamentalmente la de pluviales. Llevábamos años
de inundaciones y la red necesitaba una reforma en profundidad Desde
la avenida de Andalucía, hoy Dña Rosa, las riadas eran tan fuertes
que levantaban los usillos dy hierro, como si de papel se tratase, y
ya en la comarcal 440 en la intersección con Juan Rodríguez el
volumen de las mismas era tal que en las calles adyacentes Picasso y
la Vega Maldonado el agua subía mas de un metro. El cuartel de la
Guardia Civil era el protagonista estos días de Otoño de la
famosa gota fría. Eran los primeros en inundarse.
Nos
enteramos que en los ensayos de puesta en marcha de la central
térmica, los tubos que la empresa Dragados había construido para la
refrigeración del generador, no daban un resultado satisfactorio y
que la empresa tenía que sustituirlos por otros que correspondieran
a las exigencias del proyecto. Al enterarnos que un grupo de
chatarreros iban a destruirlos para extraerles el hierro, el
ayuntamiento los compró porque según los técnicos eran perfectos
para solucionar el problema de la red de pluviales. Efectivamente con
tres metros de largo por tres de diámetro de dimensión acabaríamos
para siempre con las inundaciones en el casco de la población. Al
comprarlos a bajo coste aprovecharíamos los beneficios para
construir el parque que habíamos diseñado con el suelo obtenido del
aprovechamiento medio de la urbanización Cortijo Grande. Las obras
se realizaron y un buen día el alcalde Miguel Domínguez me abordó
con una pregunta “Pepote ¿qué podemos hacer con varios tubos que
han sobrado “ Le contesté que debíamos colocarlos en el parque al
igual que habíamos hecho con las palmeras, que podíamos construir
una zona de juegos y en medio de ella situar un tren .Allí mismo le
dibujé los vagones con una serie de juegos infantiles y el último
de ellos con la cabeza de Pluto saliéndole toboganes de la cabeza a
modo de orejas y lengua En la reunión de grupo de concejales que
mantuvimos días después Miguel me pidió que contase la idea de los
tubos. Al acabar la exposición Marcos con su tono irónico y
sarcástico .dijo:”Bueno otra de las tuyas, vamos a construir
Pepotilandia”Y los técnicos prepararon el anteproyecto de
ejecución y comenzaron las obras.
Mi
compañero Alfonso López Almagro había puesto en marcha en la
Diputación un plan provincial de arbolado urbano, tenía
consignación presupuestaria y contemplaba dotar a los municipios de
la provincia de árboles ornamentales para el embellecimiento de sus
calles, parques etc. Ese plan había sido fruto de las jornadas de
educación medioambiental que ambos habíamos realizado. Cuando le
propuse a Miguel Domínguez que lo solicitara me dijo: ”Pepote
nosotros podemos proporcionar palmeras suficiente para inundar toda
la provincia”. Le acepté el envite y lo propuse en la comisión
provincial .El plan era perfecto, con lo presupuestado la Diputación
duplicaba el número de árboles y el ayuntamiento de Los Barrios se
encargaba de la distribución con medios propios .Salimos hasta en
los Carnavales. Juan Ros el jardinero municipal se dedicaba a
escayolar las necesarias y se ponía en contacto con los municipios
para ver las zonas idóneas donde plantarlas . Pero ¿de donde sacaba
el ayuntamiento tantas palmeras ? El resultado fue redondo, el
ayuntamiento las había comprado en el municipio de La Linea en la
zona del Zabal por menos de lo presupuestado por la Diputación y
los beneficios obtenidos en la operación los invertimos en aumentar
la variedad de árboles que hoy podéis contemplar en ese hermoso
parque.
Entre
palmeras situamos el tren “subiendo” la cuesta abriendo Los
Barrios a la Bahía, era significativo, el inicio al desarrollo. Años
más tarde cambiaríamos un rulo antiguo que tiraba del tren por una
máquina de vapor auténtica, la que en los años cincuenta hacía el
recorrido Algeciras-Ronda. Fuimos a por ella a Guadix, Miguel
Domínguez con los técnicos Antonio Olid , Jesús Salazar, y yo. Nos
enteramos de que iba a ser desguazada por unos chatarreros y la
compramos a un buen precio. En el lote entraban la máquina el
carbonero y un vagón que habían hecho años antes la película “El
Imperio del Sol”: todavía podían verse caracteres chinos
adornándolo . Llevarla a Los Barrios fue una auténtica odisea, los
camiones que la transportaban rompieron las ruedas que hubo que
cambiar en el camino y al llegar a los almacenes municipales del
ayuntamiento y bajarla, abrió un socavón en el suelo hundiéndose
más de un metro. Se necesitaron dos grúas para elevarla y tuvimos
que situarla en plena calle para su restauración. De Guadix nos
trajimos al maquinista que la había gobernado durante más de
treinta años y se comprometió en el plazo de dos meses a
restaurarla para dejarla con su aspecto original. Comenzó haciendo
una cama de leña para que ardiera por completo y se le desprendiera
así la pintura. Con los trabajadores municipales que le ayudaron en
esta tarea al cabo del plazo establecido estaba como nueva, no
obstante el maquinista se instaló un tiempo más en Los Barrios sin
ninguna prisa hasta que pusimos su máquina y los vagones en la
cabecera del tren. Con el levante y combustible dentro de la caldera
encendimos la máquina que humeaba por su chimenea hasta la cola del
tren. La foto instantánea y la imaginación consiguieron el resto.
El “tren” de Los Barrios se puso en marcha haciéndose eco todos
los medios de comunicación de la Comarca. Aún me sonrío al
recordar las palabras de Marcos. Para mí es un orgullo que sea quizá
uno de los parques municipales más peculiares. Tal vez lo que falte
sea conocer la historia que estoy narrando...Pepotilandia.
José
Antonio del Real
Octubre
2004
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